martes, 29 de diciembre de 2009

LA BARRERA DEL GÉNERO

Una de las preguntas más frecuentes a las que tenemos que responder sobre el Proyecto Gran Simio es “¿Por qué sólo piden derechos para los grandes Simios?”. Dependiendo del humor que tenga y del interlocutor al caso, suelo lanzar una cortina de humo y respondo con una trampa dialéctica; “¿Si estuvieses entrevistando al presidente de la fundación contra el Cáncer de próstata? Usted le preguntaría por qué no defiende a las personas que padecen de Síndrome de Down”. Pues eso, gracias a la providencia somos diferentes colectivos que apoyamos diferentes causas, es cosa de organizarse. Después de generalmente arrepentirme respondo con mayor diplomacia; “Que tenemos la conciencia y el conocimiento científico para considerar a Orangutanes, gorilas, chimpancés y bonobos como semejantes genética, emocional y cognitivamente nos proporciona una base para emplear como punta de lanza en el objetivo de romper con el “especismo”, derribar la barrera entre las especies, bajarnos de la punta de una pirámide antropocéntrica y lo que es peor egocéntrica. En mi caso no tengo la menor duda de que esos derechos; A la vida, la libertad y no sufrir maltrato, deben de extenderse a todos los seres vivos, pero seamos honestos es una tarea enormemente compleja. Como estrategia nos enfocamos en los Grandes Simios”.

Es común que tras la primera cuestión aparezca una más mordaz aún. ¿No creen que es utópico conceder derechos a los animales cuando vivimos en una sociedad tan desigual entre los propios humanos?

Pues claro que estamos jodidos… ES CIERTO, ES VERDAD. Somos carroña…..Pero, lo primero, eso no supone DEJAR DE LUCHAR, sino fuese así seguiríamos en la sociedad feudal. Debemos un respeto para los millones de personas que han dado la vida por ideales. Sin embargo, el embite siempre me ha hecho reflexionar, confieso que me ha dolido la realidad. Personalmente he trabajado en cooperación para el desarrollo sustentable, he tratado de hacer ciencia para proporcionar conocimientos que nos ayuden a entender y conservar la naturaleza, hago todo mi esfuerzo para compartir información a través de los medios de comunicación que conozco. Pero hasta hace poco no había encontrado la clave en la que tengo que colocar el foco, el eje del problema, la causa primigenia del desastre en el que vivimos.

Una breve introducción histórica personal, que para eso es el blog para contar cosas personales, que además sé que da morbillo.

Desde hace un par de años, coincidiendo con mi separación, entendí imprescindible cambiar muchos de mis patrones de pensamientos con respecto a las mujeres, un poco tarde pero ahí estaba mi propósito de enmienda. Nuestra educación rancia y machista nos lastra de manera que no llegamos a entender la realidad de una convivencia desigual y tremendamente injusta que hace de hombres y mujeres, antagonistas. Es parte de la manipulación ideológica de las teorías darwinistas, la COMPETENCIA como motor de la evolución. No me quiero perder del hilo, por eso no entraremos en esta ocasión en ese debate.

Como todo aquello que pido con convicción se me cumple, desde hace tiempo el destino y la actitud exploratoria han colocado en mi vida la pedagógica suerte de conocer mujeres de una calidad humana excepcional, admirables. No es que antes no las viese, no se confundan, no soy un machista casposo, soy consecuencia, como todos, de una aplastante tradición en la que nosotros somos populares y sociales y ellas son discretas y caseras, donde nosotros poseemos y ellas se dejan poseer, donde somos los hombres quienes secuestramos los destinos de la humanidad para nuestro beneficio.

Los datos son aplastantes. OMS (2008)

Mapa de la desigualdad de género en el mundo



Conocer a mujeres feministas, como Susana Cruz, Leonora Esquivel, Teresa Yañez, Ana Vite, Dana López, Karmele Llano, Pepa Mateu y sobre todo, (Dios, que es un cachondo), Elena Ruiz de la Sierra Mateu, mi pareja, especializada en “Género”, convivir con ellas me enseña cotidianamente como las mujeres se ven obligadas a luchar para encontrar su espacio emocional, social y espiritual en el mundo del HOMBRE,insisto, a luchar, porque no pueden simplemente buscar en paz, han de emplearse con una determinación que como cuaalquier batalla deja heridas en todos nosotros.

Elena me hizo ver con total claridad que no podremos abatir la pobreza, ni frenar la destrucción del planeta, ni acabaremos con las guerras, ni alcanzaremos el desarrollo humano que nos hará libres y felices sino cambiamos nuestro comportamiento, nuestra enorme injusticia para con ellas, sino comenzamos por romper la barrera del género. Si a ellas no las amamos y respetamos como a nosotros mismos.

Nacimos con esos números de ahí arriba a las espaldas y me niego a resignarme a no hacer lo posible por cambiar, me niego al conformismo estático y oportunista, para ello comienzo por mi conciencia y mi actitud interior, con mi compromiso.

El feminismo lleva generaciones luchando por cambiar la injusticia, ellas llevan años de debates internos, de miles de escritos y ensayos, de cursos y talleres, de apoyarse unas a otras para hacerse fuertes. ¿Y nosotros?, ¿Cómo nos vamos a ayudar? ¿Qué sabemos del masculinismo?

El tema es esencial, complejo y fascinante, de manera que me gustaría a partir de hoy tratarlo en el blog con asiduidad. Os pido ayuda y participación, sobre todo a vosotros, que es cosas nuestra chavalotes, nosotros somos los que tenemos que trabajar para cambiar, ellas ya están haciendo todo lo que pueden, pero si no estamos unidos en este RETO ESENCIAL; Ni orangutanes, ni selvas, ni leches…. porque así no vamos, amigos, ¿O, SÍ?.